Tras la resaca del Día Nacional del Celíaco me he propuesto hacer una pequeña reflexión de lo que supone esta intolerancia para mi y para mucha gente que la padece.
En primer lugar, un celíaco se deja de media 1600 euros anuales más en su cesta de la compra. Lo que supone un gasto elevadísimo y más en tiempos de crisis como los actuales. Hay que recordar que el celíaco no decide comer sin gluten, sino que lo necesita, ya que es su única manera de alimentarse. Por ello no entiendo porque yo, como celíaca, debo dejarme una fortuna en comer cuando se supone que productos como la harina, que es un bien de primera necesidad quintuplica su precio respecto a la harina normal.
Foto: http://www.deia.com |
No sólo hablo de precios, me refiero también a las ayudas y subvenciones que se destinan a las familias que tienen miembros celíacos y que son prácticamente inexistentes.
Pero a la vez me sorprende y me alegra que la sociedad sea cada día más consciente de lo que supone esta intolerancia, que cada vez más marcas decidan ampliar sus productos eliminando el gluten, que más restaurantes y locales nos tengan en cuenta en sus cartas... Seguimos siendo una minoría, pero cada vez más presente y con más fuerza en la sociedad.
Por eso, pese a que ayer no se obtuviera todo el eco y revuelo que me hubiera gustado por la causa, si que considero muy importante mirar atrás y ver todo el camino recorrido. Porque se ha conseguido que la mayoría de productos tengan un etiquetado sin gluten, porque marcas tan conocidas como Bimbo están sacando al mercado lineas de productos sin gluten, porque cada vez son más los bares y restaurantes que ofrecen platos sin gluten (como en Ginos o VIP's) e incluso surgen diferentes iniciativas como aplicaciones móviles y pastelerías tan geniales como Celicioso. Por todos estos pequeños pasos, vale la pena seguir trabajando.
Foto: http://www.doodletogs.com |
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